La villa romana, "casa de campo o granja", originalmente era una vivienda rural con varias edificaciones, al avanzar el tiempo se convirtieron en grandes residencias de la aristocrácia con funciones residenciales y productivas.
La Villa de los Vergeles se sitúa a 700 metros al lugar donde el mítico río Dauro se une al Singilis (Genil), ambos con arenas cargadas de oro. Un lugar con abundante agua, ricas tierras, sano, pues no hay lugares encharcados cerca de Florentia Iliberritana, y lejos del riesgo de desbordamientos. Además, el lugar está protegido de vientos gracias a la proximidad de las estribaciones de Sierra Nevada, en definitiva, un lugar que sigue las indicaciones de Catón (I, 1-3) para tener una estancia tranquila y saludable.
Descubierta en 1991, la villa, de 1900 años de antigüedad, consta de baños y una serie de ricas estancias, algunas de ellas decoradas con bellísimos mosaicos elaborados con teselas de color blanco, negro, ocre, azul, amarillo y rojo, que representan diversos motivos vegetales, geométricos y animales, enmarcados por hermosas cenefas. Parte de los restos hallados están ahora en el Museo Arqueológico de Granada. Aunque el monumento no se excavó salvo unas pequeñas catas. El conjunto fue enterrado nuevamente encontrándose sus restos junto al instituto Zaidín-Vergeles bajo una plaza semiabandonada. La superficie real del yacimiento podría ser mucho mayor.
La villa se construye en el siglo I después de Cristo, a inicios del siglo III se reestructura, pero es en el siglo IV cuando se enriquece grandemente, como otras muchas villas granadinas, con, entre otros elementos, riquísimos mosaicos, fruto del gran auge económico de Florentia Iliberitana, Granada.
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